lunes, 19 de febrero de 2007

Aspiraciones


Un hombre conduce su vida a donde sus aspiraciones espirituales lo lleven. Las aspiraciones son una corriente entre él y su ser. Si no hay aspiraciones entonces no hay camino, y por ende no hay conexión. Su vida no tiene rumbo definido y deambula por este mundo como uno más de los mortales. Las aspiraciones buscan
elevar su nivel de ser y por ende su nivel de vida se hace más grato. El alma establece en él su semilla, esa semilla es la inquietud de establecer ese puente, ese camino, entre lo humano y lo divino, entre lo burdo y lo etéreo. El hombre obvia esa inquietud y por ende se queda sin aspiraciones, conduce su rumbo como un ebrio. El hombre alcanza su plenitud cuando es capaz de oír e interpretar esas inquietudes espirituales.
El hombre es una llama que se apaga en el final del camino si su vida ha transcurrido sin estar bajo el amparo de la luz, se va de esta vida tan vacío como llegó, irrumpe luego en otra con la
ignorancia más acentuada. La lucha del alma de vida en vida es lograr que ese puente se establezca, el hombre domine sus impulsos animales y aproveche el intelecto para bien de su propia realización, que es el fin primordial de la existencia. La realización es volver a unir su alma con lo divino, esa es la verdadera religión.